El club de lectura de la Biblioteca del Campus de Toledo comenzó a reunirse por iniciativa de la Biblioteca del Campus de Toledo – que entonces dirigía
Marta Navascués- y con el apoyo, desde su inicio, del profesor
Francisco Crosas.
Nos reunimos el último jueves de cada mes, de septiembre a mayo. Los libros que leemos son seleccionados por los participantes entre las propuestas que nosotros mismos hacemos. No existen cuotas, inscripciones ni compromisos. No es obligatorio leer todo lo propuesto, ni asistir a todas las sesiones. Ni siquiera es necesario pertenecer a la comunidad universitaria para poder asistir, de hecho una parte importante de los componentes no pertenece.
La lista de lecturas de estos más de cinco años es larga como se ve más abajo. Entre ellos se encuentran títulos de actualidad editorial y cierto éxito de ventas y clásicos de la literatura universal. Por lo general, solemos reservar para el verano obras cuya extensión es difícil abordar en un mes. Para algunos de nosotros, los títulos del verano han sido casi un desafío. Suelen ser el tipo de obra de las que piensas: “Algún día la leeré”, pero luego nunca encuentras el momento. Para mí, el club de lectura, ha sido un feliz pretexto para animarme a leer por fin "Guerra y Paz", "Crimen y castigo" o "El Conde de Montecristo", por ejemplo.
Participo en el club de lectura desde la primera reunión, que mantuvimos un jueves del año 2006. Es cierto que formo parte del personal de la Biblioteca Universitaria –como muchos de los que comenzamos a participar y algunos de los que seguimos- pero no fui, ni voy, por eso. Voy porque me gusta leer. Para mí, hasta ahora la lectura había sido una actividad solitaria, por eso me apetecía probar la experiencia de compartir parte de lo que leo, de leer un libro al mismo tiempo que otras personas para comentarlo luego.
Uno de los alicientes que encuentro en él es conversar con personas a las que no he elegido yo, que es lo contrario de lo que hago habitualmente. El coincidir con otros al azar, por el simple hecho de que a ellos también les apetece leer, me resulta estimulante. Para mí, un club de lectura es un curioso espacio de diálogo en el que te encuentras compartiendo ideas con personas insólitas, en el que escuchas opiniones inesperadas e incluso descubres lo que tú misma piensas. Puede ser una forma de escuchar y de darnos cuenta de que la gente no piensa como pensábamos que pensaba. Algo parecido ocurre con las lecturas. Leemos lo que nos gusta, lo que nos resulta cercano. Por eso veo interesante atreverme a salir de mí misma, de mis ideas y mis elecciones. Para mí ha sido un estímulo enfrentarme a pensar sobre lo que no he elegido, conversar con quien no esperaba y escuchar lo que no supe ver.